La historia destaca a la conformada por Don Domingo Belgrano Pérez, un genovés llegado a Buenos Aires, y Doña María Josefa González, quien dio a luz el 3 de junio de 1770 a Don Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano, nuestro querido y admirado creador de la Bandera Nacional.
Por Ley Nº 24561 publicada en el Boletín Oficial de la República Argentina, se dispuso establecer como “Día del Inmigrante Italiano” a la fecha del nacimiento de nuestro prócer como un homenaje a los italianos que han enriquecido el patrimonio espiritual y material de la Patria Argentina.
Cada 3 de Junio, los Italianos residentes en nuestro país, cuyas raíces se encuentran en lo más profundo de la República Italiana, renuevan lazos culturales e históricos con aquella hermosa tierra, al celebrar el Día del Inmigrante Italiano, conmemoración que viene a reafirmar la identidad de todos aquellos hombres y mujeres provenientes de aquel país así como la de sus descendientes.
A nadie escapa la indiscutible realidad de que fueron los inmigrantes provenientes de otras latitudes y la historia lo ha demostrado, quienes con su esfuerzo, trabajo y abnegación contribuyeron a forjar los cimientos en los cuales se habría de edificar la República Argentina.
El mismo espíritu e ideales que guió el accionar de aquellos primeros italianos que pisaron aquel viejo y extraño puerto de Buenos Aires, se encuentra arraigado en lo más profundo de los corazones de sus descendientes y, seguramente, ha de perdurar por varias generaciones en pos del engrandecimiento de la Argentina que, ayer como hoy, los ha adoptado como sus hijos y que ellos sienten como su propia Madre Patria.
Con motivo de la celebración del 63º aniversario del nacimiento de la República italiana y del Día del Inmigrante Italiano en la Argentina
Quienes somos inmigrantes y descendientes italianos de la República Argentina, proclamamos la fidelidad y el agradecimiento sin límite a los miles y miles de hombres y mujeres que llegaron desde Italia, construyeron y lograron porvenir y que ya partieron hacia el Padre.
No olvidaron su cultura y sus costumbres. Aquí las desarrollaron en sus hijos y la enorme descendencia para que se mantuviese viva la tradición y el afecto a aquella Patria que dejaron en Europa, pero acompañadas de la gratitud eterna a esta nación argentina que le abrió sus puertas y brazos.
