Almerino Furlan, Presidente dell’InterCom.It.Es. Spagna

di Almerino Furlan

A seguito delle polemiche insorte dopo la pubblicazione di alcune dichiarazioni del Presidente Berlusconi, Almerino Furlan, Presidente dell'InterCom.It.Es. Spagna, risponde alle accuse del parlamentare socialsita Alfonso Guerra.

“En los últimos días desde los medios informativos españoles ha sido lanzado un ataque vergonzoso contra el futuro primer ministro italiano Silvio Berlusconi. Los diarios se han hecho eco de una declaración de Alfonso Guerra en la que se tachaba al presidente Berlusconi de “delincuente”.

La afirmación ha despertado la indignación de la colectividad italiana, que no ha tolerado de parte del diputado socialista una gratuita ofensa contra un personaje que, mientras no se demuestre lo contrario, nunca ha sido condenado, a pesar de la constante persecución a la que ha sido sometido por parte de algunos sectores de la magistratura italiana. Y Silvio Berlusconi, quiero añadir, tampoco ha sido obligado a dimitir por actos de corrupción, abuso de poder y nepotismo que en el pasado aceleraron el fin del “felipismo” en España.

En la entrevista que tanto interés ha despertado en España el presidente Berlusconi ha literalmente afirmado: “Mire Ud., he regañado anoche bromeando a Zapatero, por haber formado un gobierno, en mi opinión, demasiado rosa. No, nosotros nos atendremos a lo anunciado también porque en Italia tenemos mayoría de hombres en la política, y por lo tanto no es tan sencillo disponer de unas protagonistas listas para una actividad de gobierno”.

La afirmación, típica de Berlusconi, pero no ofensiva hacia nadie en absoluto, ha desencadenado las iras de todos aquellos que, en nombre de un falso feminismo, han aprovechado una vez más la oportunidad para acometer contra el incipiente gobierno de la República italiana. El presidente Berlusconi, desde las columnas de “L’Unità”, ha aclarado que las suyas «sólo eran palabras de reconocimiento, de elogio y de gran interés por lo que la mayoría rosa del gobierno español pueda hacer, y a lo que permaneceremos muy atentos». Ha añadido, además, que sería oportuno que «se acabara de una vez por todas con la costumbre de desvirtuar lo que digo. Se me ha acusado en el transcurso de la campaña electoral de toda una serie de cosas que han sido relatadas de manera distorsionada respecto a mi formulación de las mismas y, sobre todo, a su significado».

Tengo especial interés en matizar que en la sociedad italiana la posición de la mujer no se ve limitada. Es sabido, en efecto, que las mujeres han superado a los hombres. En el trabajo, sobre todo en el sector terciario (que por otra parte es el que absorbe mano de obra), los incrementos del empleo en los últimos años son exclusivamente femeninos. Sorprendentes en este sentido los datos de Milán y de Lombardía. El elemento femenino es, por lo tanto, el más dinámico: va ganando títulos de estudio y puestos de trabajo. Además, cabe añadir que las mujeres deciden acerca de la reproducción de la especie. Por consiguiente, en este momento de descenso demográfico, sus elecciones tienen un peso social muy elevado y cambian profundamente el País. En los días pasados Emma Marcegaglia se ha sentado en el escaño más alto de la industria italiana, de la misma manera que, en los años pasados, otras mujeres han desarrollado papeles fundamentales en la política y en la sociedad. En Italia las mujeres ocupan un nivel de prestigio en línea con los países modernos y por encima de las estadísticas.

Berlusconi nunca ha dicho estar a favor de un papel minoritario de las mujeres, simplemente ha querido subrayar que el equipo que tiene pensado –fruto de una experiencia afianzada en el pasado– es más idóneo para la delicada situación en la que se encuentra nuestro país, sin por eso interponerse en la composición de los gobiernos de otros países.

Querer aprovechar las circunstancias, como ha hecho Alfonso Guerra, para ofender gratuitamente al futuro primer ministro italiano es índice de escaso conocimiento de la situación político-social italiana y requiere, eso sí, las disculpas oficiales por parte de un parlamentario que, por lo que parece, ha olvidado el pasado.”

A seguito delle polemiche insorte dopo la pubblicazione di alcune dichiarazioni del Presidente Berlusconi, Almerino Furlan, Presidente dell'InterCom.It.Es. Spagna, risponde alle accuse del parlamentare socialsita Alfonso Guerra.

“En los últimos días desde los medios informativos españoles ha sido lanzado un ataque vergonzoso contra el futuro primer ministro italiano Silvio Berlusconi. Los diarios se han hecho eco de una declaración de Alfonso Guerra en la que se tachaba al presidente Berlusconi de “delincuente”.

La afirmación ha despertado la indignación de la colectividad italiana, que no ha tolerado de parte del diputado socialista una gratuita ofensa contra un personaje que, mientras no se demuestre lo contrario, nunca ha sido condenado, a pesar de la constante persecución a la que ha sido sometido por parte de algunos sectores de la magistratura italiana. Y Silvio Berlusconi, quiero añadir, tampoco ha sido obligado a dimitir por actos de corrupción, abuso de poder y nepotismo que en el pasado aceleraron el fin del “felipismo” en España.

En la entrevista que tanto interés ha despertado en España el presidente Berlusconi ha literalmente afirmado: “Mire Ud., he regañado anoche bromeando a Zapatero, por haber formado un gobierno, en mi opinión, demasiado rosa. No, nosotros nos atendremos a lo anunciado también porque en Italia tenemos mayoría de hombres en la política, y por lo tanto no es tan sencillo disponer de unas protagonistas listas para una actividad de gobierno”.

La afirmación, típica de Berlusconi, pero no ofensiva hacia nadie en absoluto, ha desencadenado las iras de todos aquellos que, en nombre de un falso feminismo, han aprovechado una vez más la oportunidad para acometer contra el incipiente gobierno de la República italiana. El presidente Berlusconi, desde las columnas de “L’Unità”, ha aclarado que las suyas «sólo eran palabras de reconocimiento, de elogio y de gran interés por lo que la mayoría rosa del gobierno español pueda hacer, y a lo que permaneceremos muy atentos». Ha añadido, además, que sería oportuno que «se acabara de una vez por todas con la costumbre de desvirtuar lo que digo. Se me ha acusado en el transcurso de la campaña electoral de toda una serie de cosas que han sido relatadas de manera distorsionada respecto a mi formulación de las mismas y, sobre todo, a su significado».

Tengo especial interés en matizar que en la sociedad italiana la posición de la mujer no se ve limitada. Es sabido, en efecto, que las mujeres han superado a los hombres. En el trabajo, sobre todo en el sector terciario (que por otra parte es el que absorbe mano de obra), los incrementos del empleo en los últimos años son exclusivamente femeninos. Sorprendentes en este sentido los datos de Milán y de Lombardía. El elemento femenino es, por lo tanto, el más dinámico: va ganando títulos de estudio y puestos de trabajo. Además, cabe añadir que las mujeres deciden acerca de la reproducción de la especie. Por consiguiente, en este momento de descenso demográfico, sus elecciones tienen un peso social muy elevado y cambian profundamente el País. En los días pasados Emma Marcegaglia se ha sentado en el escaño más alto de la industria italiana, de la misma manera que, en los años pasados, otras mujeres han desarrollado papeles fundamentales en la política y en la sociedad. En Italia las mujeres ocupan un nivel de prestigio en línea con los países modernos y por encima de las estadísticas.

Berlusconi nunca ha dicho estar a favor de un papel minoritario de las mujeres, simplemente ha querido subrayar que el equipo que tiene pensado –fruto de una experiencia afianzada en el pasado– es más idóneo para la delicada situación en la que se encuentra nuestro país, sin por eso interponerse en la composición de los gobiernos de otros países.

Querer aprovechar las circunstancias, como ha hecho Alfonso Guerra, para ofender gratuitamente al futuro primer ministro italiano es índice de escaso conocimiento de la situación político-social italiana y requiere, eso sí, las disculpas oficiales por parte de un parlamentario que, por lo que parece, ha olvidado el pasado.”

Presidente Intercomites España

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